Las tortugas gigantes de Galápagos son las tortugas terrestres más grandes del mundo. Algunos ejemplares pueden alcanzar longitudes de caparazón de hasta 1,5 metros y pesar más de 400 kilogramos.
Adaptación y evolución: Todo depende de la forma del caparazón
Aunque todas pertenecen a la misma familia (Testudinidae), existen varias subespecies de tortugas gigantes en diferentes islas del archipiélago. Cada subespecie ha desarrollado características específicas adaptadas a las condiciones únicas de su entorno.
La adaptación a diferentes condiciones ambientales ha llevado al desarrollo de diferentes tipos de caparazones y cuellos en las distintas subespecies. Aquellas que viven en terrenos secos tienen caparazones más altos y cuellos más largos para alcanzar hojas y vegetación más altas, mientras que las que viven en zonas más húmedas tienen caparazones más anchos y cuellos más cortos.
Las características de los caparazones que diferencian a estos dos tipos de tortuga son: la tortuga gigante de caparazón abovedado y las tortugas de lomo ensillado; de acuerdo con la teoría de Darwin, la adaptación a diferentes condiciones ambientales ha llevado al desarrollo de diferentes tipos de caparazones y cuellos en las distintas subespecies de tortugas que habitan en las islas.
Semejante a la mitad de un balón de fútbol, la tortuga de caparazón abovedado tiene un caparazón pulcramente redondo y brillante y suele ser más grande que su prima. A esta tortuga también le gustan los climas más húmedos que ofrecen una abundante vegetación baja a la que las tortugas rastreras llegan fácilmente. Esto se puede observar en las especies endémicas de las islas Isabela, San Cristóbal y Santa Cruz.
Por otro lado, la tortuga de lomo ensillado es un verdadero fenómeno de la naturaleza, o simplemente un auténtico campeón evolutivo. Endémicas de las islas más cálidas y secas, donde la vegetación es más escasa, estos gigantes han desarrollado a lo largo de los años un caparazón en forma de silla de montar que les permite estirar el cuello hacia arriba y alcanzar las plantas más altas. Esto se puede observar en las tortugas de la Isla Española, Isla Pinzón y la subespecie de la isla Pinta (ya extinta) y cuyo ejemplar más representante era el solitario George
Estas tortugas son conocidas por su longevidad excepcional. Se estima que algunas pueden vivir hasta 150-200 años, siendo algunos ejemplares famosos por haber sobrevivido durante siglos.
Alimentación
Estos gigantes herbívoros, a la hora de alimentarse, pueden elegir entre el menú que se ofrece a la mayoría de los habitantes de las islas. Eso incluye fruta del lugar, hierba y las agradables almohadillas de cactus. Sin embargo, la comida y el agua no siempre están disponibles.
Por encima de todo, la tortuga de Galápagos es capaz de almacenar comida y agua hasta un año. Esta es la razón por la que, cuando se les presenta un banquete razonablemente grande, engullen tantos bocados como les es posible.
Principales Amenazas para las Tortugas Gigantes de Galápagos
Por desgracia, la extraordinaria capacidad de supervivencia de los gigantes fue la causa indirecta de su desaparición. Una vez que bucaneros, balleneros y cazadores de focas descubrieron que podían disponer de carne fresca para sus largos viajes almacenando tortugas vivas en sus barcos, comenzó una larga temporada de caza. Esto condujo a una explotación masiva de la población de tortugas, lo que provocó la desaparición de entre 100.000 y 200.000 tortugas en dos siglos.
Además de la amenaza humana, la tortuga gigante competía por el alimento y el hábitat con especies introducidas como las cabras y otros grandes animales introducidos no endémicos de las islas; mientras que sus huevos y crías eran presa de gatos, cerdos y ratas.
De las 14 especies originales de tortugas gigantes de las Islas Galápagos quedan ahora solamente 10 especies existentes todavía en las islas. Y, en una sorprendente comparación con siglos anteriores, hoy hay una media de 15.000 a 20.000 tortugas de Galápagos en total.
El Solitario George: la tortuga más icónica de las islas y el ultimo de su especie
Solitario George fue descubierto en la isla Pinta en 1971 por una expedición científica. En ese momento, los científicos se dieron cuenta de que era único y que no había otras tortugas de su misma subespecie en la isla. Después de su descubrimiento, se realizó un esfuerzo por encontrar otros ejemplares en Pinta, pero no tuvieron éxito, lo que llevó a la triste conclusión de que Solitario George era el último de su especie.
El 24 de junio de 2012, a la edad aproximada de 100 años, y después de varios intentos de conservación infructuosos, el Solitario George fue encontrado sin vida en su recinto en la Estación Científica Charles Darwin. Su muerte marcó el triste final de una subespecie única y resaltó la importancia de los esfuerzos de conservación para proteger a las tortugas gigantes de Galápagos y su frágil ecosistema.
Aunque Solitario George no pudo ser emparejado y su subespecie se extinguió, su legado ha tenido un impacto significativo en la conciencia global sobre la importancia de la conservación de la vida silvestre. Su historia ha sido un poderoso recordatorio de los efectos devastadores que puede tener la actividad humana en la biodiversidad y cómo cada especie tiene un valor intrínseco en el ecosistema.
Conducta de las tortugas y temporada de apareamiento
Las tortugas gigantes de galápagos pueden tomar siestas de hasta 16 horas al día. Durante la estación cálida se las puede ver durmiendo plácidamente en lodazales, en el agua o bajo un arbusto, pero durante la mayor parte del día las tortugas se limitan a tomar el sol para calentar su sangre fría.
El apareamiento de las tortugas gigantes de Galápagos ocurre durante época más húmeda del año. Los machos compiten por las hembras a través de cortejos que incluyen estirar el cuello, emitir sonidos y golpear caparazones. Los machos más grandes y viejos suelen tener ventaja. La cópula puede durar horas o días.
Después, la hembra busca un lugar para poner sus huevos, y tras la puesta, los entierra para una incubación de varios meses. Las crías emergen y enfrentan desafíos desde el inicio. La conservación de estas especies es vital debido a su vulnerabilidad, y se trabajan esfuerzos para protegerlas y preservar su hábitat en Galápagos.
